Consejos para una relación a distancia V (Fernando Bandarroya)

EL CÓMPLICE

En realidad cuando conoces a una persona por internet o estás empezando a madurar una relación a distancia, te das cuenta que nunca son en la cercanía como nos las imaginábamos a cientos de kilómetros de distancia.

Necesitas conocer bien a esa persona, la quieres conocer bien, y lo ideal es hacerlo poco a poco, aprendiendo de ella y con ella, pero en ocasiones nos encontramos con una ayuda no esperada, la de un cómplice. No podemos dejar pasa cualquier colaboración que nos pueda llegar.

Imagen en Dominio Público por Phil Nguyen vía Pexels

Este cómplice nos puede ayudar y mucho en nuestro devenir sentimental. Le preguntaremos sobre los gustos más escondidos de nuestra persona querida, o aquellos que nos puedan servir para hacerle una agradable sorpresa. En mi caso, mi cómplice me confesó cuál era el perfume que más le gustaba en otras personas. Nada más saberlo, compré dicho perfume, me lo puse y acudí a mí cita con ella. Su reacción fue de buena sorpresa, y de propiciar un ambiente más agradable para los dos.

Es de gran ayuda tener un tipo de mensajero de dos direcciones, una forma de hacer llegar a la otra parte información que queremos que tenga, pero lo ideal es que no se la demos nosotros mismos. El típico juego de niños de “dile a tu amiga que…”.

Un cómplice no solo nos puede informar sobre pequeños detalles siempre interesantes, sino que además y mucho más importante nos puede facilitar un poco más la entrada en su entorno, ya sea en su grupo de amigos, o en su círculo familiar. Alguien así es importante y nos puede facilitar enormemente el devenir de los acontecimientos. Un apoyo que nos haga sentirnos parte de un todo social y que incluso nos prevenga de posibles problemas. Ese es un cómplice. Cuando queremos a una persona de verdad, y deseamos formar parte de su vida, no solo se trata de la afinidad entre dos personas, sino también entre esas personas y el entorno social de la otra. En el paquete sentimental hay una persona y su entorno. Rara vez se consigue, pero lo ideal sería encontrar un apoyo en cada uno de los círculos sociales de nuestra persona querida.

Imagen en Dominio Público por Roman Odintsov en Pexels

Nuestro “ayudante” puede ser un familiar cercano, por ejemplo, un hermano, hermana, primo, o un buen amigo. En cualquier caso, alguien cercano que cuente con la confianza de nuestro enamorado, pero que también cuente con la nuestra.

No se trata de buscar una amistad falsa e interesada. No, eso nunca. Además de ser ruin, seguro que no iba a funcionar. Ya lo dice el refrán: se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Se trata de abrirnos sinceramente a una nueva amistad, de presentarnos como somos, ofreciéndonos como personas. Tendremos mucho ganado con nuestro cómplice si le hacemos entender que no queremos romper, separar o sustituirle en su relación con la persona que queremos. Somos un nuevo complemento en su vida y al igual que ella o que él buscamos la felicidad para la persona que ambos queremos, aunque cada uno de una manera distinta. Con este nuevo cómplice tenemos en común el hecho de desear lo mejor para un tercero, y no es difícil construir una amistad en torno a ese punto común.

Imagen en Dominio Público por cottombrostudio vía Pexels

——————————————————————————————————————–

¿QUIERES EL LIBRO EN FÍSICO? PUEDES OBTENERLO AQUÍ:

https://www.amazon.es/Consejos-para-una-relaci%C3%B3n-distancia/dp/1090353405


Otro libro recomendado por Podcaliptus porme mola “arma de clérigo” (es decir, “mazo”). Se puede pedir a la editorial o en cualquier librería. Y el PDF es Creative Commons, os lo podemos enviar gratis 🙂


Autor del artículo

Fernando Bandarroya

Sus Últimos artículos

Artículos relacionados

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *