“Estar al loro” en las expresiones de los años 80-90 (parte 2)

EL PARENTESCO OCHENTERO. EL TÍO MANDA, TRONCO:

¿Qué tal tíos? ¿Cómo va la onda? Seguimos repasando las expresiones de los años 80-90 porque al fin y al cabo, como charrábamos en la primera parte de estos artículos, para entender a una sociedad hay que observar también como le da a la “sin hueso”.

En primer lugar podemos decir que los idiomas pueden ser muro, algo fomentado en muchas ocasiones por los poderes políticos, pero también puente. Y con este segundo objetivo buscan integrar al otro con expresiones que implican cercanía. ¿Y qué mayor proximidad que la de la familia? Aún teniendo en cuenta que ésta a veces puede parecernos en ocasiones cercana en demasía. Por citar ejemplos de las navidades ochenteras, determinados “intercambios de pareceres” de intensidad variable jugando al Rabino o al Trivial Pursuit, o porque Felipe González “es un rojeras” (mmmmpf) son representativos de choques entre parientes. Pero al fin y al cabo el ser humano es gregario y desde los albores de la humanidad se ha refugiado en conceptos como el grupo “de sangre” para sentirse más protegido y de paso tirar piedras a otros bípedos.

¿Quieres jugar al Scattergories con nosotros? Vade retro, qué miedo. Creative Commons en rirca.es

En el marco temporal que nos ocupa, puede ser representativa “tío” que aunque ha sido rastreada desde época de Quevedo para referirse a otro sin necesidad de relación de parentesco estricta, en los 80-90 puede que se consolidara, al menos en España porque en latinoamérica no ha tenido tanto éxito, cuates. Como paralelismo en un idioma foráneo, tal vez la expresión más famosa sea brother (“hermano” con más éxito aún en su abreviación bro) que ha servido entre otras cosas como aglutinante lingüístico de determinadas comunidades, sobre todo la de personas negras en Estados Unidos.

“Tío” vino para quedarse, no así titi, variante más de pasota y que ha habido gente que relaciona con su uso cariñoso en portugués. Nos dice al respecto el Diccionario histórico del español en Canarias:

Según Álvarez Nazario Herencia (p.213) «El hipocorístico portugués titi m. y f. ‘tio ou tia’ se oye con igual valor en Canarias: “Tití Antonio”, “Tití Teresa” (cfr. en Andalucía, tití f. ‘tía, como expresión infantil cariñosa’ [vid tlha]); según Santamaría (sin duda, apoyándose en Malaret, Diccionario de provincialismos de Puerto Rico, de 1917), la misma voz significa también en nuestro país, indistintamente, tío o tía

(A través de rae.es)

Hipocorístico viene a significar precisamente un uso con cariño. Otros términos de cercanía habituales del momento fueron “menda”, proveniente como otras del calò, para referirse a la persona que habla y que se podía acompañar de “lerenda” para darle ese gustirrinín de la rima fácil y referirse sobre todo a uno mismo. Otro concepto de proximidad era el “tronco”, con “k” si queremos darle más “radikalidad”. Passsssa troonko, que ya sabemos sirvió para el nombre de uno de los famosos personajes de March: Tranqui y Tronco, quien ahí donde los veis con su chupa jugaban también con el lenguaje, a veces con desastrosos resultados, como cuando Tranqui se piensa que un explosivo es algo que “plotaba” antes pero ya no, así que ¿por qué no encender ese inofensivo cartucho de dinamita? Es curioso que “tronco” haya pasado a ser un apelativo de amistad, porque es muy posible que su primer significado fuera exclusivamente despectivo, ya que al fin y al cabo un tronco es alguien que no tiene cabeza, je je. Por cierto que la chupa como sinónimo de abrigo tiende a tener consenso entre los lingüistas como proveniente del francés jupe (enagua) y el árabe gubbah (una prenda ceñida). Y no, no voy a hacer chistes con chupa porque nos cierran el chiringuito.

David, uno de los reyes de las chupas ochenteras. Y de las poses como diciendo “¿la..?” noooo, me callo, me callo. Creative Commons en jocluis.wordpress.com

“Tío” puede que haya tenido más éxito en su permanencia, aunque el otro día me sorprendí llamando “tronca” a una amiga, lo que da idea de mi puretismo, es decir mi ancianidad porque es un concepto posiblemente nacido, se comenta que en ambientes carcelarios, para referirse al que es tan mayor que solo puede alimentarse de puré. Aún puedo comer otras cosas, pero lo de que soy un pureta no me lo quita nadie, porca miseria.

ECHAR KIKIS, POLVOS Y CASQUETES (O AL MENOS CONTARLO):

Como decíamos en el capítulo anterior, los años 80 vinieron a ser la válvula de escape tras una muy dura dictadura, así que todo lo que estaba reprimido —como la libertad sexual— tuvo una fuerte presencia en esa década como compensación. O al menos hablar de ella, que del dicho al hecho ya se sabe. O lo que es lo mismo, lo que vino para quedarse es el “sexo oral” en su modalidad parchís: “como una y cuento veinte”. Pero sea como sea, los términos referidos a la “caidita de Roma” (te bendecimos, Chiquito) empezaron a tener un inusitado auge.

Prueba de como ha tenido éxito la palabra y se sigue usando. La peli viene ser un remake de The Little Death que es otra expresión inglesa para las clases de anatomía en modalidad alcoba. Creative Commons en comentamoscine.org

Por aquí tenemos préstamos del inglés como el kiki, es decir un quickie, literalmente “rapidito”. Un “aquí te pillo aquí te mato” comprimido en una cómoda palabra. También se popularizó el “echar un polvo”, viniendo no obstante la expresión de la excusa que ponían los caballeros en el siglo XVIII para ausentarse, con el pretexto de esnifar un poco de rapé —tabaco molido en polvo, puaj— y “jugar a los médicos” con las damas, quienes a su vez decían que se piraban a empolvarse la cara. Pues nada, que de esos polvos estos lodos, que diría Vincent frente al espejo en Pulp Fiction. Por otro lado, desde siempre he oído lo de “echar un casquete”. Si atendemos al diccionario de la Real Academia en la acepción de la palabra, leemos que si “caperuza esférica de protección”, que si “cubierta que se ajusta al casco”. ¿A qué le ha recordado todo esto a la comunidad hispanoparlante, al menos en nuestro país? Pues a la punta del ciruelo, claro (ya saben, “nombres mil tiene el miembro viril”). Así que ¡alehop! otra expresión para el acto chechuá. Luego la verdad es que en los noventa más que “echar clavos” (¡otra!) lo que se hacía era ver la peli del viernes por la noche en el Plus (incluido su variante sin decodificar, para lo que se decían soluciones tan peregrinas como poner un vaso de agua encima de la tele, flipante) o el Erotíssimo de Tele 5. La excusa de que la cinta VHS estuviera toda la noche grabando era que “a las diez echan Robocop pero me voy a la cama y la veo mañana”. Claro, claro.

MUCHOS “PAJARICOS”: A TOPE DE LOROS Y PAVOS

Vamos a ir cerrando este tema lingüístico tope de interesante con algunas expresiones referidas a “mucho”. Al fin y al cabo los años 80 y sus continuación noventera fueron épocas en las que se quería disfrutar mazo y que hizo que la canción de Camilo Sesto fuera ya una apelación nostálgica (exitosa, para bien o para mal) a principios del siglo XXI. “Mazo” puede que se refiera a “gran cantidad” por su acepción referida a diversidad (de ahí “mazo” de cartas) encontrando su origen posible en el protoindoeuropeo mateola que se referiría a diferentes, pero similares, herramientas. Mientras tanto “tope”, que viene a ser límite final y por tanto máximo, de donde pasaría a adjetivar gran cantidad y que tiene reflejos en otros idiomas cercanos (top) puede venir de otro “proto”, en este caso el germánico Tuppaz que sería “final”. LLegaron para y perduraron.

Como también tuvieron éxito algunas variedades ornitológicas. Si en otras ocasiones decíamos que se suele establecer el nacimiento del movimiento contracultural de la movida madrileña (y más allá) en el concierto homenaje a Canito en 1980, no es menos cierto que su asimilación política, igualmente para bien y para mal, tuvo como momento fundacional el famoso discurso de 1984 por el alcalde de Madrid, Tierno Galván, quien ya se había fotografiado con una “despechugada” Susana Estrada en la entrega de los premios del diario Pueblo, con su famoso “¡Rockeros! quien no esté colocado que se coloque y al loro”. Este término podría referirse precisamente a la identificación de la radio con el loro, porque ambos hablan. ¡Estate al loro que van a poner las noticias! De pasar del aparato a un concepto general, pues eso, un paso que se dio.

Un bro con un “loro” que “mola mazo“. Imagen Creative Commons en blog.coyoteproductions.co.uk

Y por aquí somos mucho de versión original, pero hay que reconocer que el doblaje ha dado sus muchas alegrías, y no solo con Los Simpson. Una de ellas sería el término pavo, que se sigue usando pero bien y que aunque encuentra un origen previo al tiempo que estamos tratando, en el cuarto final del siglo XX se asentó definitivamente hasta hoy. Resulta que a los dobladores españoles a los que empezaron a llegar las películas de cine negro de la época dorada para ese tipo de cine de los años 30 y 40, se les planteó un dilema. ¿Cómo narices traducir el bucks que tanto soltaban referido a los dólares esos personajes con sombrero de ala ancha? Resulta que el término inglés llegó al idioma a través del hecho que originariamente servía para nombrar a animales como ciervos y de ahí a una unidad de comercio en el XVIII basada en pieles. Pues los de aquí tuvieron la idea de que como a la moneda de cinco pesetas —que era lo que venía a costar un pavo de la época— se le llamaba en ocasiones como al pájaro… ¡Voilà! decidieron usar el concepto, que también se asentó. Como también prendió la palabra talego referida a 1.000 pesetas y que yo usaba a la par que escuchaba a tope cuando empezaba a salir por ahí a la altura de los primeros noventa, cuando por cierto uno de los atracadores oficiales de la zona por la que nos movíamos pedía siempre una libra, referida a 100 pelas. De modo que una tasa de cambio de antaño puede ser: “pavo”: 5 pesetas, “libra”: 100, “talego: 1000”.

Tierno Galván con sus mandamientos: colocarse, ver pelis de Susana Estrada, rockanrolear. Y todo con corbata. Poco me falta de tachar en esa lista. Creative Commons en genteyold.com

Y bueno, aquí lo dejamos que de tanto charrar (esta es más bien local) me he quedado “hecho polvo”, que no es lo mismo que “echar un polvo”. Cosas del lenguaje. Ya saben, hay que estar “al loro” con él.

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¿QUIERE SABER MÁS?

—Foro en Meneame con hilo con muchos recuerdos de palabras de antaño (gracias “dilsexico” por kiki)

https://old.meneame.net/m/cultura/expresiones-antano-hablar-dabuten-80-90

—Artículo de Borja Cobeaga recordando el “Erotíssimo” en un viaje a la Expo Sevilla del 92:

https://elpais.com/ccaa/2012/03/03/paisvasco/1330790626_478962.html

—Artículo sobre “Menda Lerenda” por Francisco Ríos:

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2020/11/07/menda-lerenda/0003_202011G7P18991.htm

—Sobre “echar un kiki“:

—Sobre “estar al loro”:

https://palabraspormadrid.blogspot.com/2013/07/estate-al-loro.html

—Y sobre conjuntos de expresiones de la época:

https://matadornetwork.com/es/17-expresiones-de-la-espana-anos-90/

Autor del artículo

Víctor Deckard

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