Macue.
¿Qué ha pasado en Madrid?, hechos constatables: las elecciones madrileñas, o lo que denominamos en su momento como “la batalla de Madrid” por los tintes casi bélicos con los que sus protagonistas embadurnaron sus discursos de trinchera, han dejado una serie de datos irrefutables, a saber.
El PP gobernará Madrid en solitario después de subir la friolera de 25 diputados con respecto a las anteriores elecciones, quedándose en 65, a tan solo 4 de la mayoría absoluta; Ciudadanos desaparece; Más Madrid da el “sorpasso” y se coloca como segunda fuerza relegando al PSOE a la tercera posición; VOX sigue ahí; a Pablo Iglesias, que jugó fuerte, le cuesta su carrera política obligándole las circunstancias a dimitir de todos sus cargos tras el fracaso de su estrategia. “Casi nada lo del ojo y va y lo pierde” como dice el refrán popular. El terremoto pues es a gran escala.
La interesante incógnita que se plantea a partir de ahora es la de si puede ser extrapolable el resultado con el resto de España en futuras convocatorias. Eso es lo que les quita el sueño a todo el mundo desde el pasado 4 de mayo. Si bien es cierto que desde el punto de vista electoral Madrid no es Cataluña, estas diferencias no son coincidentes, ni mucho menos, con las que se puedan manifestar entre Madrid y el resto de España que no es Cataluña. Quiero decir que la pregunta del millón sería: ¿en caso de elecciones autonómicas futuras se repetirían los resultados de Madrid al resto de comunidades? o, yendo más allá, hagamos la pregunta de los “dos millones”: ¿en caso de elecciones generales habría similitudes de voto con lo de Madrid castigando al PSOE y/o a sus socios UP Unidas Podemos -núcleo bipartito sobre el que se sustenta el Gobierno de España- de la misma manera?
Sería cosa de adivinos, nadie se atreve a vaticinar semejante acertijo. Cada uno podemos analizar, aunque sea por encima, el fenómeno madrileño y su por qué. Nada tiene que ver desde luego con los “análisis de circo” que se han estado vendiendo desde la noche electoral. De momento, tan absurdo sería simplificar que Ayuso ha ganado las elecciones por ser la “reina de los bares” al decir que “en Madrid hay libertad porque la gente va a ellos” o que, como dice la Vicepresidenta Carmen Calvo en un alarde de imaginación que conmueve: “para un socialista es difícil hablar de cañas, de ex y de berberechos” que sería tanto como decir que el PSOE pierde las elecciones en Madrid porque a la gente es lo único que nos preocupa: las cañas, los berberechos y, algo que parece no menos importante: no encontrarte a tu ex por la calle. Me decía ayer un amigo mío, ex dirigente sindical, que ahora parece que la libertad se mide en que la gente pueda entrar en los bares. Decía mi amigo sarcásticamente que en nuestra época juvenil con el Generalísimo Franco, lo normal es que te detuvieran por entrar en bares, mientras “te permitían amablemente la libertad de pintar en las paredes cosas como “ABAJO LA DICTADURA”. Parece que el concepto de libertad ha cambiado mucho según algunos.
Humor negro aparte, el PSOE debería hacer con urgencia un análisis serio y riguroso huyendo de estupideces analíticas de cara a la galería si no quieren obtener en las sucesivas elecciones unos resultados parecidos. Carmen Calvo -pues el presidente Sánchez parece estar “missing”- en círculos más reducidos dice que no se explica “cómo ha podido suceder lo de Madrid”. Yo, o cualquiera que esté más o menos al loro del asunto, le podríamos dar algunas ideas o, al menos, refrescarle la memoria de lo que se hace, o más bien de lo que no se hace desde el punto de vista legislativo por un gobierno que presume de progresista y social. Pero no quiero entrar aquí en detalles sobre dichas carencias que, a cualquiera mínimamente observador ya le han llamado la atención a estas alturas -año y medio- de legislatura
En el artículo anterior hablábamos de lo que ha hecho Joe Biden en sus 100 primeros días de mandato. Nadie reflexiona aquí sobre la gestión meteórica del presidente de EE.UU. para legislar en temas de alto calado social e intentar solucionar las desigualdades manifiestas de las clases más populares de sus ciudadanos con leyes valientes y urgentes, que atentan felizmente contra la base del sistema ultraliberall establecido por sucesivos gobiernos ultraconservadores desde la era Reagan.
Será que en EEUU no hay tanto amor y pasión por las cañas y los berberechos, lo que le permite a Biden dedicarse en cuerpo y alma a hacer política sobre las “cosas de comer”.
Macue
1 comentario
Muy interesante, gracias. Y ahora vienen con los peajes para autovías yblo acaban de arreglar. Yo que siempre he sido defensor de los impuestos, “alucino”. Como leí hace poco a alguien: la derecha dice que va a bajar los impuestos a todos y los baja solo a los ricos; mientras que la izquierda dice que le va a subir los impuestos a los ricos, pero se loa sube a todos XD algo de razón tiene.