El “Perseguido” de Stephen King-Chuache en los recreativos: Smash TV (WMS, 1990) y Nitro Ball (Data East, 1991)

Hay ciertos títulos videojueguiles relacionados en mayor o menor medida con la obra del autor estadounidense, entre ellos dos que se desarrollaron exclusivamente para máquina arcade y que os pueden resultar curiosos. Su punto en contacto con King es bastante indirecto, pero no deja de estar ahí, pues estos programas parecen estar inspirados claramente en la peli de The Running Man (1987), protagonizada por el (ex)Gobernator y que, a su vez, está basada en el libro homónimo del famoso escritor. Como en la peli, en ambos juegos nos encontramos con un programa de televisión consistente en un concursante que se defiende de enemigos que tratan de acabar con su vida, intentando llegar al final para ganar mucha mucha pasta. Añadimos también el análisis a la peli alemana Das Millionspiel, que nos sirve para rastrear algunas de las primigenias inspiraciones de la obra del gran King.

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El primero, Smash TV, fue desarrollado por Eugene Jarvis y Mark Turmell para la estadounidense WMS en 1990 y además de la premisa, pese a tener influencias del anterior videojuego Robotron: 2084, cuenta con evidentes puntos en común con el film. Por ejemplo, tenemos un locutor guasón, en la más clara línea del Killian de la peli, alentando a la masa con sus exclamaciones en  proporción directa con la destrucción provocada en pantalla. El sistema de juego es simple pero efectivo, propio de un arcade, pues desde una visión superior se acaba con hordas y hordas de enemigos que tratan de alcanzarnos para acabar con nosotros algo que también lo emparenta con el mítico Gauntlet (cuyos derechos por cierto, pasaron a Midway, como los de WMS); al final de la fase, un final boss ciclado nos hará frente. De hecho la propia película tiene una estructura muy videojueguil, con unos gigantones (Sub-Zero, Dynamo, Fireball y compañía) que de tanto en cuanto —inconscientemente— se ponen en el camino del Chuache.

Este no lo probé en su época, pero en la actualidad aunque parece tener una dinámica divertida es difícilmente jugable, pues se desarrolló para disparar con un segundo mando que permitía manejar la dirección del disparo independientemente del movimiento del personaje, pero al no poder usar un segundo stick en emulador, los botones provocan un lío tremendo para dirigir el tiro, lo que lo lastra bastante para pasar alguna tarde divertida con algún amigo. De hecho, es mucho menos confuso usar el teclado. Ahora, lo que no le falta es gore: desmenbramíentos y sangre a paletadas van a adornar nuestras pantallas, así que los fans de Peter Jackson pre-Señor de los Anillos pueden estar de enhorabuena…

¡Mejor que el Precio Justo, oigan!
¡A jugar!
Es de esos casos en los que dialogar no parece una opción

El segundo, Nitro Ball, es más raruno pero a día de hoy, en mi opinión, más divertido. Salió un año después que Smash-TV por la japonesa Data East. Claramente sigue la línea de The Running Man o por lo menos del juego anterior de esta entrada, que parece tuvo cierto éxito en la época. De nuevo concurso con prota perseguido al que quieren matar y locutor animador con grititos (en esta ocasión sólo presentando las fases), pero además, en un giro extraño de estos que suelen meter los japoneses, lo mezclan con pinball. Así, los escenarios tienen elementos de estos juegos, como fichas que se pueden derribar formando letras, círculos que suenan cuando se les acierta, pero —lo más ido de olla de todo— la posibilidad al coger ciertos items que permiten que nuestro personaje se convierta en la clásica bola de acero de los pinballs ¿? y rebotando por aquí y por allá, les de “candela” a nuestros enemigos. Este sí que lo jugué en su época, gastándome dinerico con otro amiguete y ya por aquellos años noventa nos gustaba bastante, pero ha sido un placer retomarlo ahora. Es divertido, corto, no excesivamente difícil y, a diferencia de Smash TV, no da problemas a la hora de jugar con un mando estándar, así que puede ser una buena idea para un ratillo en casa —mejor con dos jugadores, desde luego— vía emulador por ejemplo.

La lista de premios de Nitro-Ball. La casa no sé si será en Torrevieja
¿Pinball y The Running Man? Claro, ¿”pa” qué elegir? 

Bueno, con estos dos juegos completamos el análisis de programas relacionados, en mayor o menor medida como decíamos, con la obra de Stephen King. En este caso concreto en el formato máquina de arcade. Hablemos brevemente de Das Millionenspiel (El juego del millón).

Hubiera molado que Matías Prats sacara así a a los concursantes al escenario. Fair Use en Wikipedia.

En primer lugar, decir que la película sólo se puede conseguir en alemán. Yo tuve suerte de estudiarlo y vivir un tiempo por tierras germanas, pero que nadie se preocupe, seguro que las políticas de austeridad van a conseguir que todos en Europa hablemos alemán en un tiempo record, así que ningún problema. 

Corría el año 1970, con una Europa dividida en dos bloques, separación que tenía plasmación física dentro de Alemania, partida en la RDA y en la RFA. Es en esta última donde se decidió adaptar el relato de Robert Sheckley de 1958, The Prize of  Peril a formato televisivo con el título de Das Millionenspiel. Si el texto tiene paralelismos con The Running Man de Stephen King, la película de Schwarzenegger también recuerda al producto alemán que estamos tratando, por lo que todos los fans del libro de King o de su versión fílmica pueden acercarse a «Das Millionenspiel» con interés. 

“No te voy a consentir que hables mal de la escolástica, amigo” Creative Commons en aratzforever.blogspot.com

Visualmente, la película es heredera de su época, evidentemente. Trajes con solapas imposibles, patillas, discretos complementos masculinos como anillacos y collares dorados, o peinados de volumenes imposibles para las féminas están a la orden del día, asi como evidentemente todo quisqui (hombre) le da pero bien a la nicotina. Sin embargo no se hace pesada de ver en este aspecto, e incluso habrá cosas que nos harán gracia, como los bailes que salen en el plató del concurso televisimo, que nos recordarán a los que ya vamos peinando alguna cana al estilo que dominaba en los primeros años de Tele 5, por ejemplo. 

Sin embargo, el punto fuerte de la peli es el mismo que en el relato de Sheckley o en el libro de Stephen King (esté último más profundamente y con otras temáticas, como decíamos en el podcast): la crítica a una sociedad superficial e idiotizada que es capaz, por el simple entretenimiento, de asistir y jalear espectáculos absurdos y brutales, como en este caso, la caza de un hombre. La premisa de la película es la misma que en el relato, siendo básicamente fiel al mismo, con pequeños cambios (como el del escenario final), que no afectan al resultado o a la conclusión. En definitiva, un hombre arriesga su vida para ganar dinero, mientras otros tratan de acabar con él a tiro limpio. Así, pues, queda perfectamente reflejado como los medios de comunicación dejan de lado todo condicionante moral para sacar beneficio. ¿Exagerado? Bueno, sólo hay que darse una vuelta por determinadas parrillas televisivas para ver que no tanto, por no mencionar el hecho de que espectáculos brutales y detestables, que implican sangre y tortura, como las corridas de toros o los encierros siguen siendo espectáculos promovidos por la administración pública y seguidos por una parte -esperemos que cada vez menos- de nuestra población. En este sentido, es interesante como uno de los concursos previos al que se presenta el protagonista (en el relato, no en la película), antes del concurso final se llama «Matador!», consistente en asesinar a un toro a cambio de parné. Por lo tanto, prácticas brutales como las que se denuncian en «The Prize of Peril» y en «Das Millionenspiel» no están tan alejadas de nosotros como podemos pensar y, mientras nosotros nos «entretenemos» con lo ofrecido por el sistema, no criticamos las carencias del mismo. 

Curro disfrutando de otra obra de Sheckley de temática similar
y relamiendose de gusto ante los temas abordados

Por lo que respecta al ritmo y a las actuaciones, están muy bien. La peli no se hace pesada en ningún momento y los actores cumplen sobradamente (mención especial para el presentador del show televisivo, quien fue también presentador real en la televisión alemana). Las escenas de acción están bien resueltas para la época y los medios disponibles, y tampoco uno sale de la película por este aspecto. 

En conclusión, nos encontramos ante una pequeña curiosidad, entretenida y bien valorada por los que la han visto (puntuación de 8 en IMDb), relacionada con otros productos artísticos, así como con autores como King, algo que ya comentamos en Podcaliptus Bonbon, y que aborda temáticas sociales propias de la cienci-ficción que nos afectan. Para terminar, señalar que en Alemania mucha gente se pensó que el espectáculo que describe la película era real y hubo unos cuantos que escribieron ofreciéndose como concursantes o como cazadores, lo cual nos lleva a la pregunta que nos arrojan a la cara todos estos productos: ¿vivimos en una sociedad enferma?


Los pantallazos de los videojuegos son a modo ilustrativo del análisis. Flyer de Smash TV en Fair Use. El texto se acoge a licencia Creative Commons (compartir igual, atribución, sin ánimo de lucro)

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Autor del artículo

Víctor Deckard

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