CONSEJO 4: AMAR NO ES GRATIS, PERO…
El amor es bonito siempre y cuando se sea correspondido. Eso es algo que se ha dicho, escrito, recitado y cantado millones de veces, pero lo que muy poca gente dice es cuánto cuesta el “amor” y sobre todo cuando se ama a distancia.
Mantener viva la hoguera de una relación a distancia puede tener un obstáculo que no siempre se menciona, y que es el económico.
Piensa que al principio de la relación deberás y sobre todo desearás hacer visitas de mayor o menor duración. Estas visitas tienen diversos gastos: transporte, alojamiento, alimentación…
Si has conocido a tu pareja por internet y quieres que la relación empiece a avanzar, lo ideal es visitarla. Pero claro, es muy posible que comparta piso, viva con sus padres, o que simplemente la relación no esté todavía tan madura como para alojarte en su casa, o se dé cualquier circunstancia que imposibilite que podáis compartir techo. Eso hace que tengamos que gastar dinero, algo de lo que nunca vamos muy sobrados.
En cualquier caso vale la pena arriesgar. Hay que hacerlo. El que algo quiere algo le cuesta y nosotros queremos mucho.
El dinero no puede ser un obstáculo insalvable, así que vamos a intentar analizar con qué gastos nos vamos a encontrar, y qué podemos hacer para minimizarlos.
EL VIAJE:
Aquí dependerá, claro está, de la distancia que haya que cubrir. Por lo tanto, del medio de transporte a utilizar. Actualmente, lo más barato es el transporte por carretera y te permite recorrer no pocos kilómetros. Las opciones son variadas. Por ejemplo está el transporte colaborativo, es decir, compartir vehículo. Conozco a personas que han recorrido Europa de punta a punta de una forma rápida través de BlaBlaCar. Si eres capaz de enlazar un coche con otro puedes llegar muy lejos.
En Europa son varios los sitios web a través de los cuales puedes compartir el gasto de viajar en coche. Además de BlaBlaCar existe Amovens y seguro que también hay otras, pero éstas son totalmente fiables.
Mi experiencia en BlaBlaCar:
Durante mi noviazgo con la persona con la que ahora estoy felizmente casado, fin de semana no y fin de semana sí, viajaba 600 kilómetros. Yo prefería viajar con mi coche por cuestiones de comodidad y porque no iba a una capital de provincia, por lo que utilizar mi vehículo me aseguraba tener un método de transporte seguro. Pero el gasto que esto suponía era desmesurado, así que proponía compartir el gasto de combustible en BlaBlaCar a quien le pudiera interesar mi mismo trayecto.
Durante varios años conocí gente de todo tipo. Con algunas personas incluso terminé labrando una buena amistad. La gran mayoría de personas que utilizan el coche compartido es gente joven con ganas de hacer un viaje entretenido y barato. Os podría contar decenas de anécdotas curiosas y divertidas, historias de mil vidas que se cuentan en la confidencialidad que da la carretera.
Os animo a utilizar el coche compartido, es una experiencia realmente grata. Sin duda, alguna vez os pueden tocar compañeros de viaje aburridos, pero la mayoría de las veces podréis tener horas de conversación entretenida y dinámica. Es el autostop del siglo XXI y no tengáis miedo, es seguro. Como consejo cuando vayáis a montaros en el coche de un desconocido, animar a haceros un selfie todos los ocupantes del vehículo y manda esa foto junto con el número de matrícula a algún amigo o familiar. No lo hagas a escondidas. Es incluso positivo que tus compañeros de viaje sepan que tomas precauciones. Si eres tú el propietario del vehículo haz lo mismo, pero sin la necesidad de mandar el número de matrícula. Si alguien se niega a realizarse la foto, sospecha de esa persona.
Compartir coche no es la única forma de viajar por carretera. Hoy día el transporte colectivo en autobús tiene precios muy competitivos. Sin duda no da pie a relacionarse socialmente con los otros pasajeros y no se puede negociar con el chófer que te acerque un poco más a tu destino, pero es una opción muy cómoda y económica. Muchas empresas ofrecen muy buenos descuentos a través de sus sitios web o aplicaciones, e incluso muy buenos programas de afiliados. Busca, busca y busca en la red.
El tren suele ser una opción un poco más cara, sobre todo cuando las distancias son importantes y la oferta es un poco limitada, pero puede haber grandes descuentos. Quizás tengas suerte buscando billetes de tren baratos, aunque yo nunca lo conseguí.
Sin duda, viajar en avión siempre es más caro, aunque sea mucho más rápido, pero en ocasiones no queda más remedio que utilizar los cielos. Si tu caso es uno de esos, déjame darte unos pocos consejos.
Intenta viajar con el menor equipaje posible, estudia los límites de peso que puedes llevar sin facturar y nunca los rebases.
En ocasiones, reservar los billetes de ida y de vuelta por separado puede salir más barato, estúdialo. Solemos reservar la ida y la vuelta juntas por costumbre, ten cuidado.
Hacer escalas sale barato. El vuelo directo suele salir más caro. Por eso, si tienes tiempo, estudia los vuelos con escalas.
Mezcla distintos métodos de viaje. Igual hay un vuelo que llega al aeropuerto más cercano a tu destino, pero es posible que si eliges un aeropuerto más alejado y desde allí coges otro método (bus, coche, tren), el total te salga más barato.
No comas en el avión, tu comida casera es mejor y más barata.
No a los intermediarios. No utilices agencias de viajes, hacerlo tú mismo es más barato.
Como siempre… Busca, busca y busca.
EL ALOJAMIENTO:
Os estáis “conociendo”. La relación aún no tiene la madurez como para poder dormir en casa de sus padres. ¿Qué haces?, ¿renunciar? Nunca.
Necesitas un lugar donde dormir. Yo, en un principio buscaba hotelitos baratos por la localidad, pero pronto vi que no era la opción más económica.
La red de albergues juveniles es realmente muy extensa, y a pesar de lo que podamos imaginar, no estamos hablando de sitios lúgubres y oscuros. En los últimos años, esta ha mejorado sustancialmente, y son espacios muy cuidados y con todo tipo de servicios.
Si tienes la mala suerte de que en tu destino no hay ningún tipo de residencia pública, no es una mala idea utilizar la economía colaborativa. Hay plataformas como Airbnb, en las que gente comparte su hogar y aunque en los últimos años se ha profesionalizado, si la zona donde buscas no es muy turística, puedes encontrar cosas a muy buen precio. Otra opción es Couchsurfing, que es una empresa que pone en contacto a personas que ponen su vivienda a cambio de poder alojarse en la de otros. También existe BeWelcome, que es una organización sin ánimo de lucro con los mismos objetivos que el anterior.
Lo más barato que te vas a encontrar sin ninguna duda es tirar de amigos, conocidos y familiares, pero esto no siempre es fácil.
Mi experiencia en Airbnb:
Cansado de buscar ofertas por las decenas de buscadores de hotel que hay en internet, donde por cierto surgen cosas muy interesantes, decidí buscar algo menos informal y con un espíritu más hogareño.
De las cuatro o cinco ofertas que vi en Airbnb en la localidad donde vive mi pareja, que no es un lugar muy turístico, me decanté por una habitación que ofertaba una mujer de mediana edad, quien me transmitió la sensación de ser una persona tranquila y amable. Entré en contacto a través de la susodicha página web y tras el intercambio de algunos mensajes, quedé en que acudiría a su casa un viernes de invierno. Yo pagaba por una habitación y ella no tenía que abandonar la vivienda.
Llegué a su domicilio, nos saludamos y conocimos, me dio una un juego de llaves y salí para quedar con la persona que realmente había ido a ver. Ella me avisó que muy posiblemente ya estaría en la cama cuando yo volviera, y así fue. Volví a medianoche y cuando me propuse a abrir la puerta de la casa, mis llaves no funcionaban. Llamé al timbre, y nada, faltó muy poco para que lo quemara por mi insistencia. Llamé al teléfono de la mujer y nada. Golpeé la puerta y nada. Y la llave sin abrir.
Así que finalmente tuve que pasar la noche con un frío helador en mi coche, y menos mal que había viajado en él. A la mañana siguiente Conchi, la propietaria, muy abrumada me explicó que tiene la costumbre de dejar la llave puesta por dentro y se le olvido que tenía un “invitado”. A esto había que sumarle su otra costumbre de dormir con tapones que le aíslan de cualquier ruido.
Conchi es una gran persona y volví a repetir con ella la experiencia muchas veces. Nunca hubo ningún otro tipo de problema. Como yo hacía el viaje como mínimo cada 15 días, al final decidimos prescindir de Airbnb, que ejercía de intermediario, y así las condiciones económicas fueron mejores para ambos. Llegamos a tener una buena amistad, e incluso en alguna ocasión hizo de guía turística por lugares no conocidos pero muy interesantes de su ciudad.
MANUTENCIÓN:
Estás en una ciudad que no conoces y tienes que alimentarte. Si vas un viernes por la tarde y te vuelves un domingo, estaremos hablando de un mínimo de cuatro comidas. Al principio de la relación no estaréis en la fase de comer juntos en cada momento, sino que verás cómo en dicho fin de semana tienes muchos momentos de estar solo, sobre todo durante las comidas.
Para que la cosa no salga muy cara no hay soluciones mágicas. Busca el supermercado más cercano y si no tienes acceso a una cocina, pásate el fin de semana comiendo bocadillos fríos. Recuerda, el esfuerzo vale la pena y el objetivo es ahorrar.
En todo caso para no vaciarnos la cuenta corriente en nuestra relación, es importante cómo hacemos las cosas, pero también cuando. Si quieres ver a tu persona amada durante las fiestas patronales de su ciudad, muy posiblemente el viaje, el alojamiento y la comida serán mucho más caros que en otra fecha. Intenta buscar fechas que se adapten a tus bolsillos. Y, sobre todo, recuerda que ella está allí haciendo su vida, que no podrá estar contigo durante todo el tiempo que estés en su ciudad, y que es fundamental no agobiar, no ser posesivo y no asustar a la otra persona con una relación angustiosa.
Unas fechas no muy concurridas, y fuera de los periodos vacacionales ordinarios, nos pueden dar mucho juego, e incluso a la hora de pedir permisos laborales nos pueden poner menos trabas.
En definitiva, que nadie ni nada, y menos las dificultades económicas nos impidan seguir construyendo una relación que ha empezó a distancia. De lo que se trata es de recortar el camino cada vez más.
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—Enlace al capítulo 1:
https://podcaliptus.com/2024/03/27/consejos-para-una-relacion-a-distancia-fernando-bandarroya
—Enlace al capítulo 2:
https://podcaliptus.com/2024/04/09/consejos-para-una-relacion-a-distancia-ii-fernando-bandarroya—
—Enlace al capítulo 3:
https://podcaliptus.com/2024/04/25/consejos-para-una-relacion-a-distancia-iii-fernando-bandarroya
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