Durante muchos años, cuando era niño, los viernes eran días muy especiales. Iba con mis padres a cenar con mis abuelos y eso, más allá del cariño que tenía hacia éstos, significaba dos cosas que me encantaban: ver en familia el “Un, dos, tres” y leer el “Don Miki” que mi abuela me compraba para darme la bienvenida. Recordando todo aquello he decidido desempolvar unos cuantos números de aquella mítica publicación y contarles la historia de la misma, que está muy relacionada con nuestra —en tantas cosas— vecina y querida Italia.
“Don Miki” se prolongó en nuestro país durante 664 números, desde el 14 de octubre de 1976 hasta el 29 de junio de 1989. Los cuatro primeros, por 25 pesetas (qué “un, dos, tres”, por cierto) los sacó la editorial Edibelsa, de la que apenas hay información. El grueso de la colección (hasta el 638) recayó en Montena, unida precisamente a la italiana Mondadori desde 1986 (creándose la marca Mondibérica) y actualmente parte de Penguin. Los últimos, por los que se cobraba 125 pesetas, fueron editados por Primavera, parece ser que perteneciente al brasileño grupo de comunicación Abril y tal vez los primeros que editaron cómic de Disney en su país. También vieron la luz cuatro ejemplares especiales con más páginas pero más caros, dos de Navidad (las de 1986 y 1987) y dos de verano (los de 1987 y 1988).
La revista tal y como la conocimos en España es muy similar a la “Topolino” italiana, cuyo primer ejemplar vio la luz en lo que se conoce como formato libretto (el de “Don Miki”) en 1949 pero cuya historia se puede remontar, nada más y nada menos, que a 1932 en la estructura de tira dominical de periódico (giornale). El personaje de Mickey Mouse tuvo desde muy pronto un gran éxito en Italia, donde se le conoce precisamente como Topolino (ratón). Los cortometrajes de este carismático personaje comenzaron en 1931 en Estados Unidos y la cabecera italiana del giornale (diciembre de 1932) vio la luz incluso un mes antes que la primera específica (la “Mickey Mouse Magazine” ideada por Kay Kamen) en el país que vio nacer al ratón, lo que nos da idea del arraigo italiano de la obra. Tan solo dejó de publicarse un tiempo a raíz de la II Guerra Mundial, pero en fecha tan tardía como diciembre de 1943. Incluso se comenta que fue a raíz de presiones del mismísimo Hitler, quien se hacía cábalas de cómo en la nación de su querido Mussolini se seguía publicando material cultural icónico proveniente de un enemigo. Sea como fuere el gobierno italiano retiró a Topolino… a su manera, porque el personaje que lo sustituyó, Tuffolino, recordaba a Mickey al estilo de Falomir con juegos de mesa tipo “Giman”.
A diferencia de “Don Miki”, la revista “Topolino” ha continuado ininterrumpidamente desde 1949 y sigue gozando de buena salud, ahora bajo el paraguas editorial de Panini. Cuando la demanda de la obra superó incluso la producción de los artistas estadounidenses (alguna de enorme calidad, como las Silly Symphonies que adaptaban en tira de prensa los cortometrajes homónimos) mucho material comenzó a ser elaborado —con licencia oficial— por artistas italianos. Alguno de ellos, como Romano Scarpa, Giorgio Cavazzano o Guido Martina han ofrecido calidad sublime en numerosos momentos. Muchas de las historietas italianas fueron las que conocimos en España vía “Don Miki”, pero la influencia de estos grandes dibujantes fue tal que acabaron incorporando al canon Disney personajes de su propia creación como Trudy Van Tubb (novia del villano Pete), Brigitta (enamorada del Tío Gilito y la cual se dice encantó al dibujante Carl Barks) Umperio Bogarto (tomando claras influencias de los detectives interpretados por Bogart) o Patomas.
El rastreo histórico de los artistas de obras como las de “Don Miki” no siempre ha sido fácil por amplias épocas con falta de acreditación, pero a partir de 1988 se reconoce a los guionistas y dibujantes de “Topolino”, de modo que eso ha facilitado la tarea y, aunque la publicación española es querida, así como añorada por muchos, no tiene nada que ver con la fortaleza de su hermana mayor italiana, la cual ha alcanzado cifras sobrecogedoras apoyándose en ocasiones en productos de regalo, como la máquina de fotos Topoclick (que llevó a ventas de 700.000 ejemplares) o los Walkies Topowalkies (con cifras que alcanzaron el millón). No obstante en la cabecera de España, como en la de Italia, hubo cierta presencia de obra estadounidense, por ejemplo con personajes como Chip y Chop (Bob Grant y Bob Karp) o el Pato Donald en creaciones de Frank Grundeen y Greg Crosby (aunque en “Don Miki” con el coloreado que se le dio en “Topolino”).
Para la producción exclusiva de “Don Miki” quedaron secciones como las de correo, pasatiempos o algunos reportajes. Partes recordadas pero que fueron cada vez más reducidas en páginas, de modo que practicamente sólo fue quedando el espacio reservado a las historietas. Por supuesto la publicidad también estaba enfocada al mercado español.
El poso cultural de “Don Miki” en España, pese a ser inferior al italiano (se considera que la “escuela italiana” es la que ha realizado el mayor número de producción Disney vinculada a la historieta) tuvo cierta relevancia, lo que supuso que Planeta apostara por una reedición en 2014-2015 que se abandonó tras 140 números. Por otro lado, el mundo de la historieta vinculado a la empresa estadounidense ha conocido otras cabeceras, también en España. Pero como suele decirse, esa es otra historia que tal vez contemos algún día.
Dedicado a mi abuela, por los “Don Miki” y tantas otras cosas.
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¿QUIERE SABER MÁS?
—Tebeosfera es una base de datos imprescindible. También en el caso de “Don Miki”:
—Otra enorme base de datos (en Italiano) centrada en Topolino, es Topoinfo:
https://topoinfo.altervista.org/
—De hecho en Italia hay muchísima información sobre Topolino, que es una institución por allí. En páginas web como Lo spazio bianco hay artículos de interés, como este en el que se habla de Topolino durante la dictadura fascista:
https://www.lospaziobianco.it/i-tre-volti-di-topolino-nel-ventennio-fascista/
LIBRO RECOMENDADO POR PODCALIPTUS PORQUE MOLA “ARMA DE CLÉRIGO”. ES DECIR, “MAZO”
7 comentarios
Llevando una pegatina de Sabrina, ese número de Don Miki, no podía llamarse más que Un emocionante crucero.
XD Muchas gracias por tus comentarios, gran Sr. Ros.
¡Enhorabuena por el artículo amigo!
Magistral artículo!
Muy buena labor de investigación. Curiosa la anécdota de los fascismos y los cómics de Mickey Mouse.
Muchas gracias a tí por el comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado 🙂 Es curioso cómo a través de todas las obras culturales se puede aprender algo de la sociedad en la que se crean.
Qué nostalgia me ha dado leerlo.
Y qué pena.
Tuve que tirar mi colección hace un par de años por culpa de los hongos.
Hola, muchas gracias por comentar. Qué pena lo de la colección. A mí me desapareció casi toda la segunda época de Micromanía. Aún me acuerdo de ella también 🙂