Del artículo original: «En la sociedad de la antigua Roma las inscripciones funerarias recogen las expresiones de duelo y pena, especialmente las dedicadas a los niños y jóvenes que murieron prematuramente. Lápidas, estelas y altares funerarios eran el soporte físico de los mensajes de amor de afligidos padres o parientes a sus hijos y familiares. (…) pensaban que el fatum, visto como el tiempo que se asignaba a cada persona en la tierra al nacer, truncaba de forma trágica las esperanzas que los padres habían puesto en sus hijos». Imagen destacada del artículo.

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