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1 comentario
El guardado es historia de los videojuegos, porque ha podido desarrollar historias más allá del “arcade casual”. Ordenadores de 8-bits como el Amstrad sí soportaba el guardado voluntario en unos pocos juegos (ahora me viene a la cabeza el Castle Master) pero había que tener cuidado donde guardabas la partida, porque podría ser encima de otro programa; aunque como señala el artículo respecto a las consolas, eran mucho más habituales las contraseñas (desde en la segunda carga clásica de los videojuegos españoles, a centenares de números como en Sentinel)